Si, como todos los años, esto llega a su fin inevitablemente. Es un día bonito, porque te hace tanta ilusión verlos ahí haciendo lo imposible para que sus papás se sientan orgullosos de ellos, dándolo todo....pero a la vez triste, porque sabes que en cierto modo los maestros los perdemos un poco. Es un cúmulo extraño de sentimientos. Eso sí, sobre el escenario lo hicieron ¡genial! Fue una actuación estelar, como sólo ellos saben hacerlo.
Ayer mis primeros niños se graduaron y, la seño Carmen, que los ha acompañado todo este año, tuvo el detallazo de pedirme subir a ayudarla para darles su regalito de fin de curso. ¡Cómo no! Ellos son mis primeras espigas doradas. Así que allí estábamos las dos, luchando por no llorar y con un nudo en la garganta.... Fue precioso acompañarlos en su último momento en la Educación Infantil. Algunos después de aquello no pudieron evitarlo y lloraban desconsoladamente -seño, que yo no me quiero ir a primaria, me quiero quedar contigo- le decían a la seño Carmen.
Tambien hubieron sorpresas para los maestros en forma de regalito de agradecimiento por parte de los niños y los papis. Pero digo yo, ¿qué mayor regalo que habernos dejado disfrutar de ellos todo un curso? Aun así, gracias a todos.
Y luego otra cosa triste....despedirnos los maestros unos de otros. Son tantos los momentos y las vivencias que tenemos a lo largo de un curso... A mí todavía me quedan unos días de disfrute de la seño Carmen antes de empezar a hacer planes para mi siguiente destino: San Pedro de Alcántara. Pero tuvimos que despedir al maestro Tati. Aunque intentaremos no perder el contacto al menos.
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